ANSIEDAD
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Estamos comenzando un nuevo año, y con ellos nuestra mente comienza a trabajar a pasos acelerados respecto a cómo enfrentaremos cada desafío que se nos presentará; estudio, trabajo, deudas, colegio, mudanza, etc y un sinnúmero de otros temas irán pidiendo que tomemos algún tipo de resolución.

Nuestra vida entera está compuesta por pequeñas o grandes decisiones que debemos ir sorteando, muchas de las cuales marcarán la diferencia entre el éxito y el fracaso.

¿Cómo podemos entonces asegurarnos de tomar decisiones que honren a Dios? La clave está en mismo Dios y en su palabra; Él nos dice: “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andan por el, y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda” (Isaías 30:21)

Dios nos ha creado, nos ama y quiere lo mejor para nosotros. La Biblia es el manual para vivir una vida que dé frutos, y su lectura y estudio nos ayudará a tomar decisiones correctas y a vencer el temor y el miedo a equivocarnos.

Aun así es factible que lleguemos a equivocarnos, un ejemplo de ello es el Rey David, quien tomó malas decisiones que le ocasionaron grandes sufrimientos a él y a otras personas (2 Samuel 12: 9-12). Sin embargo, Dios sabe que somos imperfectos y perdona nuestros pecados, por lo tanto al igual que David, no debemos permitir que nuestros errores debiliten nuestra determinación de tomar decisiones que agraden a Dios.

Pedir sabiduría es otro aspecto esencial frente a una determinación importante. Santiago nos instruye:” Y si alguno de nosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche le será dada” (Santiago 1:5). Confiar exclusivamente en nuestro criterio puede llevarnos al fracaso.

La vida está llena de decisiones, y son ellas las que determinan la clase de personas que seremos. Sin duda las decisiones que tomemos crearán una imagen de lo que somos y de lo que queremos. Frente a esto, tenemos la certeza que Dios no nos deja sin guía ni consuelo, Él nos muestra el camino y nos cuida en momentos de peligro, así como también nos perdona si erramos el camino.

CAROLINA ESCARATE 

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